A poco más de tres décadas después de que ingresara a México leche en polvo de Irlanda presuntamente contaminada por la nube radiactiva producto del accidente en la planta nuclear de Chernóbil, en la antigua Unión Soviética, en el país aún existen preguntas por responder, principalmente por las contradicciones entre la versión oficial y los protagonistas de esta historia.
Tras el accidente de Chernóbil, la Conasupo (Compañía Nacional de Subsistencias Populares) en contubernio con el Irish Dairy Board (Consejo Irlandés de Lácteos) adquirió a un precio muy bajo cerca de 40 mil toneladas de leche con una concentración de Cesio 137—un elemento que al ser expuesto a personas en altas concentraciones daña las células y puede producir cáncer— al menos diez veces mayor de la máxima dosis con la que puede estar en contacto una persona a lo largo de un año.
La Conasupo fue hasta 1999 un organismo gubernamental de asistencia social que proveía alimentos de la canasta básica a precios muy bajos y distribuyó la leche contaminada entre 1987 y 1988, periodo en el cual miles de niños bebieron de ella.