El PRI en la Ciudad de México tiene esperanzas de crecer, pese al panorama que vive a nivel nacional el partido; de no conseguir lo anterior, por lo menos se conforma con no cargar más lastres que los hundan en lo más profundo, como fue el caso de la gestión de su último delegado con funciones de presidente, el exgobernador de Hidalgo José Francisco Olvera Ruíz.
Al exgobernador lo mantuvieron al frente por protocolo mas no hubo palabras de agradecimiento para este, así fueran estas institucionales, ni reconocimiento alguno a ’su labor’. En redes sociales también pasó desapercibido y hasta en la foto oficial, esa imagen que se escoge entre cientos de las mismas, procuraron que aquella donde saliera se viera desencajado, tapado, ninguneado, gris, así como su gestión.
El escenario no fue casual. Desde el fracaso de 2018, donde perdieron 2 de las 3 delegaciones donde gobernaban, las críticas llegaron en cada acto público, al grado que Olvera Ruíz manifestó a finales de octubre del año pasado ’Israel Betanzos no es mi jefe, a mí nadie me manda y tengo la piel muy gruesa, ya fui gobernador del Estado de Hidalgo y a mí no me asustan’, afirmación temeraria tras la cual nadie secundó ni mucho menos aplaudió, todo se quedó en un momento incómodo lleno de murmullos donde las miradas cómplices coincidían en que deberían dejarlo ir, sin darle mayor protagonismo, sacarlo por la puerta de atrás. Y así fue.
Incluso, de manera fanfarrona, recordando al Olvera porril de la FEUH, todavía lanzó el reto de verlo en su oficina o manifestarse en el momento si es que tenían algún problema con la forma en la que conducía el partido, a la cual sólo le faltó agregar si les gustaba la forma en la que los hundió más.
Alito Moreno y Carolina Viggiano, presidente y Secretaria General del PRI Nacional, sí fueron cuidados de permanecer en primer plano, incluso sonrientes, al igual que aquellos a quienes tomaron protesta.
Israel Betanzos sonreía mientras veía a su rival derrotado a la vez que daba miradas cómplices a Gutiérrez de la Torre, su mentor.
Aunque Francisco Olvera se aferrara a una función de presidente por la que llegó gracias a Videgaray para hacer contrapeso a Osorio Chong, un mes antes ya había dejado de ser presidente del partido e incluso, dejó de tener respeto por los priistas de la CDMX prácticamente desde su designación.