La Hoguera
Emmanuel Ameth
Como parte de una de sus promesas de campaña, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) instauró la figura de revocación de mandato, esto es, que el periodo constitucional para el que fue electo podría reducirse si así lo decidía la mayoría en urnas, lo que por alguna razón se entendió al revés por parte de la oposición en México, quienes señalaron que se trataba de lo contrario (reelección).
Dicha confusión lingüística -o de sapiencia- fue especialmente impulsada por los presidentes de los partidos opositores en México Marko Cortés del PAN y Alito Moreno del PRI.
Incluso, durante la campaña de revocación hicieron un llamado para no participar en el ejercicio, pues el apoyo popular se encontraba del lado del presidente.
Sin embargo, los que en su momento se asumieron como ’demócratas’, terminaron mostrando un nivel de hipocresía que no ha pasado desapercibido para la población.
Durante una sesión privada, el presidente del PAN fue reelecto para el cargo de dirigente nacional en el periodo 2021-2024 como planilla única en la contienda.
En el caso del presidente del PRI, su mandato culminaría en 2023, sin embargo, mediante un albazo fraguado con el Consejo Político Nacional, el cual ha sido señalado de irregularidades en su elección, amplió su periodo hasta 2024.
Y es que tanto Alito Moreno como Marko Cortés han aprendido que en la política la derrota también es negocio, al menos uno personal, pues sus dirigencias han sido las de mayor número de fracasos en su historia atendiendo las entidades que ya gobernaban.
Prueba de lo anterior es la encuesta realizada por la consultora Cripeso, donde si las elecciones federales se realizaran el día de hoy, la alianza morenista obtendría al menos 58.9% de las votaciones contra el 27.62% de la alianza opositora, siendo más de 30 puntos de diferencia.
