El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha revisado al alza su pronóstico de crecimiento para México, estimando un incremento de 1.0 por ciento para este año, en comparación con el 0.2 por ciento anterior. También se prevé una leve aceleración para 2026.
Para el próximo año, el FMI proyecta que el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá a un ritmo del 1.5 por ciento, aunque advierte que los aranceles y la incertidumbre en el comercio continuarán teniendo un impacto.
El organismo subrayó que la consolidación fiscal, la política monetaria todavía restrictiva y las tensiones comerciales con Estados Unidos han afectado tanto el consumo como la inversión, aunque las exportaciones han mostrado una notable resiliencia.
En su declaración final de la Misión del Artículo IV sobre México, el FMI destacó que un aumento más fuerte de la demanda estadounidense de lo esperado y la resolución de las incertidumbres relacionadas con los aranceles representan riesgos importantes al alza.
Asimismo, el éxito económico a largo plazo de México, según el FMI, depende del cierre de brechas en infraestructura, el fortalecimiento del estado de derecho y una mayor integración comercial con sus socios.
No obstante, consideró que la actividad económica sigue siendo débil y recomendó mantener la apertura comercial para sostener el crecimiento y evitar medidas como los aranceles a la importación.
’Se deben evitar las medidas que distorsionan el comercio, como los recientes aranceles de importación específicos para productos, ya que corren el riesgo de generar una mala asignación de recursos. Ampliar y diversificar las alianzas con diversos socios comerciales fortalecería aún más la posición de México en las cadenas de suministro globales’, expuso.
Priorizar las necesidades de infraestructura, especialmente en energía, transporte, telecomunicaciones y agua, fue otra recomendación ante las restricciones fiscales.
Señaló que la participación del sector privado es clave, por lo que habrá que mejorar el clima de inversión con la simplificación de procedimientos y regulaciones claras, especialmente tras las recientes reformas legales y la eliminación de los organismos reguladores independientes.
Es necesario un mayor esfuerzo para llevar la deuda pública a la baja, una que vez que en este año se proyecta que el déficit alcance 4.3 por ciento del PIB, en comparación con la meta programada de 3.9 por ciento, y se prevé que la deuda bruta sobre PIB alcance 61.5 por ciento hacia el 2030, abriendo la vulnerabilidad hacia choques.
’Se necesita una trayectoria de consolidación más ambiciosa y concentrada al principio para mejorar la credibilidad de los planes fiscales, prevenir una mayor deriva al alza en la deuda pública y crear un valioso espacio fiscal para una respuesta contracíclica en caso de que se materialicen los riesgos externos’, señaló.
Indicó que el gobierno debe realizar ese ajuste fiscal preservando el gasto social y la inversión pública que impulsa el crecimiento, para lo que requerirá la movilización de ingresos fiscales mediante mejoras administrativas y cambios en la política tributaria.
El FMI reconoció los esfuerzos del gobierno en la lucha contra la informalidad y reducir las fugas del pago de impuestos, ’sin embargo, esto debería complementarse con una reforma tributaria más amplia que incremente los ingresos’.
Identificó espacio para aumentar la progresividad del impuesto sobre la renta de las personas físicas, eliminar los gastos tributarios, aumentar y ampliar la cobertura del impuesto al carbono y las regalías mineras.
Asimismo, señaló que habrá que fortalecer ’de forma duradera’ las finanzas y la rentabilidad de las empresas estatales Pemex y CFE, en donde son recibidos satisfactoriamente los planes de fortalecimiento.