Desobediencia tendrá a Hidalgo al menos un mes más en semáforo rojo


La metodología empleada para la realización de semáforos en las entidades federativas muestra que Hidalgo permanecerá por lo menos un mes más en rojo y/o con semanas de transición

Desobediencia tendrá a Hidalgo al menos un mes más en semáforo rojo


Salud
Junio 29, 2020 02:05 hrs.
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Emmanuel Ameth › Emmanuel Ameth Noticias

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La instrucción fue una: aquellos que puedan deben mantenerse en casa, y los que no, tomar las medidas necesarias para no propagar el virus de COVID-19 de forma acelerada, de tal suerte que todos los enfermos puedan tener un trato digno (camas disponibles para su tratamiento). Pero los hidalguenses no han obedecido.

Así, de 3 semáforos que se han elaborado, en dos de ellos la entidad aparece con una calificación general en rojo y una más en naranja, aunque a solo 0.3 puntos de continuar en rojo, pues se han obtenido valores de 2.8, 2.3 y 2.8 puntos totales.



El pronóstico para la semana comprendida entre el 22 y el 28 de junio daban muestras de una ligera recuperación, toda vez que hubo dos indicadores que venían a la baja: la Ocupación hospitalaria así como el porcentaje de positividad de COVID en las pruebas realizadas.

Sin embargo, el indicador fue mal interpretado por la población, creyendo esta, probablemente, que se encontraba la entidad en una fase de salida, saliendo poco a poco de la cresta en la curva epidemiológica.

Pero bastó una semana más para volver a la realidad.

Dado que los indicadores están interconectados, además del análisis individual de cada uno, había que evaluar cómo es que afectaban a los demás.

El porcentaje de positividad por ejemplo, se sigue manteniendo en rojo, y así será hasta que no disminuya del 40%, esto es, que de las personas con síntomas que se realizan la prueba COVID los casos positivos vayan disminuyendo. En dos semanas no ha bajado del 46% si bien comenzó en 62%, por lo que de seguir esta tendencia, serán al menos 6 semanas las necesarias para que pase a naranja.

Lo anterior va íntimamente relacionado con el indicador de la tendencia de casos hospitalizados, toda vez que de las personas detectadas con COVID, al menos el 10% de las mismas requerirá atención en nosocomios dada su urgencia de recibir atención especializada. Al ser una enfermedad altamente infecciosa, la velocidad de propagación es más alta de lo que pueden ser atendidos: el riesgo que se de saturación es alto y a ello se debe el indicador en rojo.

En cuanto a la tendencia de casos con síndrome COVID-19 se mantiene en naranja, es decir, que de alguna forma se ha domado la curva, aunque ello conlleva dos escenarios: que el absoluto se siga incrementando, pero a un nivel menor de crecimiento, o bien, que el absoluto de contagios se desacelere pero de forma marginal: el primer escenario se daría poco antes de llegar al pico de contagios y el segundo poco después.

Por último se encuentra el porcentaje de ocupación hospitalaria, el cual está correlacionado con la Tendencia de casos hospitalizados -y este a su vez con la Tendencia de casos de Síndrome COVID-19- aunque es un indicador más anacrónico de los demás: además de soportar los nuevos pacientes que requieran ser tratados en urgencia, revela aquellos que se encuentran con respiradores incluso diez días antes de la medición, por lo que si bien parece que la cifra puede avanzar poco en un principio, es la que más rápido puede incrementarse gracias a los pacientes acumulados en las camas de días anteriores.

Al final, el semáforo de contagios revela o bien que hubo un rebrote gracias a que las medidas de distanciamiento social se aligeraron por parte de los pobladores, como se observa en distintos municipios de hidalgo, especialmente en la capital hidalguense, o bien, que la medición arrojó falsas expectativas y la “mejora” se trató de una ilusión momentánea por la variación entre unos y otros indicadores, que además fue marginal y por ello se regresó rápido al semáforo rojo... aunque también cabe la posibilidad de una mezcla de ambos.

Los problemas del semáforo COVID

Si bien la medida tomada para el regreso progresivo a las actividades tiene la ventaja de ser cuantitativa y de una aplicación homogénea, la intensidad de los ponderadores dificulta marcar tendencias por sí mismo.

Y es que la medida va hasta los 4 puntos, es decir, un máximo de 1 punto por indicador en el resultado final. Sin embargo, no quiere decir que el “color” determine el valor, sino que existen diversas intensidades: para el verde va del 0 hasta el 0.25, el amarillo del 0.26 hasta el .5, el naranja del .51 hasta el .75 y el rojo del .76 hasta el 1.

Es por ello que un solo cambio de indicador, a saber el de la ocupación hospitalaria al pasar de amarillo a verde reflejó un cambio en el resultado final cuando la variación promedio debió registrar alrededor de 0.25 puntos globales, esto es, que aunque el porcentaje de positividad se mantuviera en rojo, la disminución de su intensidad también fue relevante, además que existen dos indicadores de los cuales únicamente se conoce el color pero no el “peso” con el que afectan el indicador global.

Los indicadores que disminuyeron además, son aquellos en los que los gobiernos pueden tener algún grado de injerencia: la ocupación hospitalaria puede disminuir o bien porque se aumentó el número de camas disponibles -gracias a los hospitales que INSABI y Sedena entregaron, por ejemplo- o bien porque pueden enviar a los pacientes a otras zonas con mayor disponibilidad -medida que aún no se ha ocupado- e incluso, porque la gravedad de los pacientes y/o la atención brindada provoca muertes más prematuras de lo que se estima.

En cuanto al porcentaje de positividad, realizar un mayor número de pruebas, justificando con alguno de los síntomas que se tienen su aplicación, puede disminuir el indicador. En este apartado las pruebas rápidas que se realizan actualmente, de las cuales se saben que ofrecen una cantidad muy grande de falsos positivos, contribuirían a disminuir el indicador. Lo grave es que como señala la misma OMS, también arrojan falsos negativos, una condición preocupante que se convierte en un despropósito: se incentiva una mayor propagación por parte de personas que creen que están sanos cuando en realidad requieren ser aislados de toda actividad social.

Como se sabe, no existe país en el mundo que tenga los recursos -técnicos y económicos- para realizar pruebas masivas, pues esto requiere estudiar a toda la población y hacerlo además de forma periódica, pues si bien se pueden identificar positivos “activos”, para aquellos que salen negativos el estudio no es capaz de predecir si lo seguirán estando en unos días.

Los Estados Unidos han realizado más de 30 millones de pruebas, por ejemplo, pero aunque es la cifra más alta del mundo, no llega ni al 10% de su población y se trata de un acumulado: de hacerse semanalmente las mismas a toda su población para identificar la totalidad de casos, debieron ser 6.6 mil veces más estudios en 140 días, pues sólo llegaron al 0.00015% de su meta si querían que la estrategia funcionase.

Los datos de Inegi

En todo México, solamente el 23% de los ocupados puede realizar sus actividades económicas vía remota como reveló el Centro de Estudios Espinosa Yglesias con base a la estadística oficial de la ENOE de Inegi.

Lo anterior revela que de 55 millones de personas ocupadas hasta el IVT de 2019, sólo 12.65 millones pueden laborar desde casa.

La Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo mostró que entre abril de 2019 y el mismo mes de 2020, existen 12 millones de personas que dejaron de hacer su actividad económica además de otras 500 mil que perdieron sus empleos.

Las 12 millones de personas referidas no perdieron su empleo, o engrosarían la fila de los desempleados, multiplicando por 10 el número que se tenía el trimestre anterior a la pandemia; lo que sí significa es que de forma voluntaria suspendieron su actividad y momentáneamente no forman parte de la Población Económicamente Activa.

Quitando aquellas personas que pueden trabajar desde casa así como a aquellos que sí perdieron su empleo, quiere decir que solamente el 28.5% de la PEA que debió recluirse en casa, siguió laborando… lo cual es comprensible, pues requerían de sustento, pero fue un factor que elevó la cifra de contagios y que lo sigue haciendo en la actualidad.

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