El Buen Fin no es un negocio para todos y lejos de reactivar la actividad económica, como se supone era su propósito, invita a los clientes frecuentes del comercio tradicional a realizar sus compras a las grandes cadenas departamentales, que son quienes se comen el pastel.
Es así que mientras las grandes tiendas departamentales no se daban abasto con sus ventas, teniendo clientes incluso a la hora del cierre -así se hubiera evitado el acceso minutos antes-, la otra cara de la moneda fue para el comercio tradicional, mismo que se vio solitario.
Durante un recorrido por el comercio de la tradicional calle Guerrero en Pachuca, la afluencia fue poca.
Ni siquiera se necesitó entrevistar a los locatarios, pues era evidente que el inicio del llamado ’Buen Fin’, lejos de incrementar sus ventas, de hecho los dejó más solitarios que otras fechas.
Dada la situación, las cortinas comenzaron a bajarse desde las 7 mientras que otros más esperanzados esperaron a las 8.
Las patrullas allí presentes, en el marco de la poca afluencia, parecían estar situadas dando parte a un crimen en lugar de proteger a los consumidores.
Pero no fue culpa de los uniformados.
Porque el paisaje solitario se vio aderezado con el abandono del servicio público, pues las calles estaban muy lejos de dar la sensación de seguridad por la falta de iluminación. Pareciera que el contubernio para beneficiar a las grandes empresas, perjudicando a las tradicionales, también fue suscrito por las autoridades municipales.