Denuncian negligencia y descuidos en Hospital Inflable de Pachuca


La negativa a realizar un trámite burocrático en tiempo y forma, derivó en la complicación de un paciente y su posterior muerte; aunado a ello, los familiares evidencian que estuvo desatendido, entre otras irregularidades

Denuncian negligencia y descuidos en Hospital Inflable de Pachuca


Salud
Noviembre 08, 2021 03:59 hrs.
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DENUNCIA CIUDADANA › Emmanuel Ameth Noticias

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La falta de profesionalismo y una atención inhumana a los pacientes, aunado a una posible negligencia por retrasar trámites administrativos, fueron atenuantes para que un paciente de COVID perdiera la vida tras ser tratado en el Hospital Inflable de Pachuca, denunciando los familiares a las médicos América Patricia Rojas Franco, quien funge como directora, así como a la segunda al mando, Shurin Sánchez Cano.

De acuerdo con las versiones compartidas a este medio por los familiares así como los documentos que lo sustentan, un paciente fue sometido a un proceso que en pocos días le causó la pérdida de 14 kg de masa corporal, y cuyo trámite para recibir tratamiento ambulatorio fue retrasado por 5 días, lo que a la postre se convirtió en su fallecimiento por el debilitamiento presentado.

El viacrucis

Francisco G., de 71 años de edad, laboraba en la Policía Municipal de Pachuca cuando presentó síntomas de COVID. Los trabajadores del ayuntamiento capitalino, actualmente se encuentran desamparados, toda vez que el alcalde, Sergio Baños Rubio, los tiene sin ninguna prestación de servicio médico, pues no renovaron el convenio que tenían con la Cruz Roja para ser sujetos a recibir tratamiento.

Fue así que llevaron a su familiar al Hospital Inflable de Pachuca, pues creyeron que ningún otro nosocomio tendría la experiencia para tratar mejor a los pacientes por COVID que ellos. No se imaginaban que sería un error.

“Francisco era un hombre físicamente fuerte y muy querido por sus compañeros de trabajo y vecinos. Todo el tiempo que estuvo en el hospital, por ejemplo, estuvo consciente. Su condición impedía que lo viéramos para evitar contagios, pero siempre estuvimos pendientes en el Hospital para saber cuáles eran las necesidades que presentaba”, señalaron.

Fueron 13 los días que estuvo en el nosocomio, tras lo cual perdió 14 kg de peso al salir de allí.

“En el Hospital nos pidieron cualquier cosa que te puedas imaginar. Nosotros acudimos a los llamados y llevamos todo lo que nos fue solicitado, incluido el medicamento que es sumamente costoso. Nuestra primera indignación nace precisamente de que al salir del Hospital, había perdido una masa corporal considerable. Entre todo lo que nos pidieron nunca solicitaron vitaminas o una sonda de alimentación, dejaron que poco a poco se debilitara. Por todo lo que vivimos incluso llegamos a pensar que la función del Hospital Inflable de respuesta inmediata es el de incrementar el número de defunciones”, expresaron.

Pese a que les era solicitado jabón, shampoo, esponjas, cepillos, y un número importante de material para su limpieza, cuentan con fotos de cómo les fue entregado el paciente, con restos de gelatina en la ropa, sucio y desalineado. Una enfermera que lo recibió al salir del hospital les comentó sobre la visible falta de limpieza que se apreciaba en las gasas, que llevaban días sin ser cambiadas.

“Estamos en duelo, afrontando nuestra pérdida. No odiamos al mundo ni a todo el sector médico. Reconocemos la ayuda de los técnicos de Infra, del personal de la ambulancia, de los camilleros, incluso del personal de la funeraria… hubo muchas personas, de quienes no esperábamos nada, que nos mostraron apoyo y empatía, a ellos les estamos muy agradecidas. Lo que no podemos comprender es el trato que se nos dio -y el que le dieron a nuestro hermano- por parte del personal del Hospital Inflable. La forma en la que nos solicitaban las cosas, exigencias de material para ser entregados en pocos minutos, la solicitud de llevar medicamento -en escasez- en muy poco tiempo y siempre amenazando con la muerte de Francisco G., hasta parecía burla. ”.

Las anomalías

Nunca fluyó la información sobre el estado de salud del paciente. Tuvieron que buscar un médico externo que tratara de interpretar el estado a partir de lo que le requerían. Cuando decidieron que pasara sus últimos días en casa, tampoco les proporcionaron información alguna. Consiguieron quién hiciera la limpieza del domicilio, las enfermeras, la ambulancia, el oxígeno, el ventilador y hasta el monitor, además del médico que atendería.

Tras haber solicitado su retiro un miércoles, fue el viernes que al fin entregaron todo lo solicitado, principalmente porque en cuanto entregaban un requisito, les hacían saber del otro: nunca fluyó la información con rapidez para que pudieran organizarse pese a haber momentos en que se presentaron hasta 5 veces en un mismo día. Además, lejos de entregar información completa, aprovechaban cada oportunidad para siempre pedirles algo nuevo y dilatar el proceso.

Fue así que al entregar todo, les informaron que no había nadie que autorizara su salida. El fin de semana les comentaron que no laboraban los encargados. El lunes les entregaron un documento sin firmar que no les sirvió de nada y así pasaron los días hasta un miércoles que finalmente lo pudieron retirar.

Previo, por solicitud del médico que lo atendería de forma ambulatoria, se habían hecho solicitudes como las de ir regulando el oxígeno para que no sintiera el cambio, a lo que el hospital se negó, como también lo hicieron incluso, a proporcionar las medidas de presión a los técnicos de Infra. Y cuando al fin dieron un dato, fue erróneo, excusándose que ya no se acordaban y señalando que ya no era su responsabilidad cuando el paciente aún no salía del hospital inflable.



Francisco alcanzó a llegar a su domicilio. Incluso pudo conversar con su familia antes de dormir. Aunque se veía más aliviado, se sentía cansado. Ya no despertaría.

Se presentaron en el hospital para recoger un documento que el sindicato de Pachuca pidió para ayudarles con sus gastos, además de ser necesario para notificar la ausencia a su lugar de trabajo, el cual habían estado reteniendo. Tardaron semanas en cumplir. Primero, no había quién lo entregara, después, lo dieron sin firma y sello, para finalmente liberarlo posteriormente.

También solicitaron el medicamento para la intubación que les habían solicitado, toda vez que esta no se llevó a cabo. Habiendo gastado más de 60 mil en el total de medicinas, todo lo que pudieran recuperar abonaba. Pero les fue negado. Tras la insistencia sin embargo, les fue dado de forma incompleta, quedándose el hospital con alguno.



Francisco G. salió del hospital con 14 kg de peso menos, casi una semana después de haber solicitado su salida, sucio, con la boca quemada por el oxígeno y sin documentación completa. No se quejó directamente del mal trato -por su personalidad- pero rogaba que lo llevaran a otro lugar, a donde fuera -su casa o cualquier otro hospital-. Su vida de servicio en la que tuvo que hacer sacrificios terminó con un trato injusto, deshumanizado. Ahora descansa en paz.

Su familia está en duelo. Indignada. Sin embargo, no desean el mal a nadie, por el contrario, no quieren que alguien más sufra lo mismo ni padezca lo que ellos en momentos tan difíciles. Es por ello que hablaron con EANoticias para dar a conocer las deficiencias del sistema. Es por ello que saben que para Francisco es tarde, pero que de proponérselo, pueden salvar vidas o, en su defecto, enfrentar las muertes con un trato digno para los pacientes e incluso para los familiares.

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