Amarrados los acuerdos para que prácticamente todos los institutos y campus de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) que se fueron a paro regresaran a clases-con excepción del Instituto de Artes-, resolviendo así el conflicto sin ninguna pérdida para la Sosa Nostra, el rector Octavio Castillo Acosta decidió volver a complicarse con una serie de malas decisiones.
Primero porque siendo responsable de las agresiones hacia alumnos el pasado 19 de septiembre, donde instruyó a personal académico, administrativo, y al mismo Consejo Estudiantil en hacerse por la fuerza de la posesión de los inmuebles, actuando estos de forma coordinada y premeditada para impartir violencia, ni siquiera pudo pedir una disculpa ya no digamos a título propio -para que no vuelva a reconocer públicamente ser el autor intelectual del delito-, sino de la comunidad que se prestó a agredir a estudiantes y a familias que los acompañaban.
Después porque lo único que tenía que hacer era solicitar la renuncia del presidente del Consejo Estudiantil que se vio grabado mientras agredía a otros estudiantes no sólo en las oficinas de Abasolo sino en otros lugares.
Recuérdese que Esteban Rodríguez no es un líder estudiantil. Él, al igual que todos sus antecesores desde que se creó el CEUEH, no fueron electos por el voto directo de la comunidad sino por delegados -cuyo número variaba según conveniencia pero siempre fue reducido-, además de que ilegalmente se ha quedado más del doble de tiempo en su cargo.
Prueba de su falta de liderazgo es el escaso poder de convocatoria que tiene ya no sólo entre su comité, sino en el resto de consejos que integran los institutos y campus de la universidad. Vaya, que si tuviera que llenar autobuses universitarios sin el acarreo que ejercen los propios profesores que amenazan con sus listas, difícilmente abarrotaría uno solo.
Y es que habiendo aceptado directamente el rector injerencia en docentes para la toma del IdA, así como habiendo audios que le involucran con personal administrativo, el único que falta por señalar directamente al rector por fraguar las agresiones del 19 de septiembre es el Consejo Estudiantil, si bien esto simplemente confirmaría lo evidente.
Inconformes los estudiantes con la tibia respuesta del rector, quien en negociaciones no se limitó a no perder, sino que ahora quiere ganarlo todo, lo increparon al grado de que huyó a una camioneta. Al impedirle la salida a través de ésta, se fue en un taxi, que como cafre, no le importó echar toda la carrocería a los manifestantes para poder salir de allí.
Ahora es muy probable que la demanda de los inconformes vuelva a incluir la renuncia del rector: razones no les faltan para exigirla y no van a parar por el apoyo de sus padres y de la misma sociedad que quiere fuera a la Sosa Nostra.