La semana pasada el presidente Andrés Manuel López Obrador comunicó en su mañanera que la Estela de Luz debería llevar una placa que la conmemorara como "Monumento a la corrupción"; sin embargo, tal distinción debería recaer antes en la Barda perimetral de la Refinería Bicentenario, para la cual se erogaron 10.5 mil millones de pesos, 34 veces más que el monumento de Bosques de Chapultepec.
Y es que el costo de la Estela de Luz ascendió a 305 millones de pesos, 192% más que su proyección original… pero no comparable con los gastos de la Refinería Bicentenario, o más bien, de su barda perimetral.
En el caso de la Refinería en Tula, cuando fue definitivamente cancelada en 2014 se gastaron 620 millones de dólares, equivalentes a 9 mil millones de pesos, erogados en los gobiernos de Felipe Calderón y de Peña Nieto.
Sin embargo, Hidalgo adquirió una deuda por parte del exgobernador Francisco Olvera de 1.5 mil millones de pesos, de los cuales, 1 mil 050 millones fueron para el pago del polígono donde iba a instalarse la misma y los restantes 450 millones, para infraestructura que diera acceso a la misma; pero esta nunca se construyó y no hubo mayor transparencia sobre los gastos realizados que nunca se ejecutaron.
De hecho, Pemex pagó 613 millones 311.8 mil pesos al Gobierno de Hidalgo en 2015 para costear los intereses del financiamiento y 48.5 millones de capital, absorbiendo la deuda restante de 1 mil 451.5 millones restantes a 10 años.
Sin embargo, Hidalgo paga en la actualidad, intereses y capital de los 1 mil 500 millones de pesos prestados, por lo que no sólo no se pagó el adeudo y se sigue cargando a los contribuyentes hidalguenses, sino que a la fecha no se sabe qué es lo que se hizo con los recursos solicitados en un principio.