La inocente polvorita

Los prestanombres que se hicieron de concesiones y del Tuzobús

Los prestanombres que se hicieron de concesiones y del Tuzobús

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Transporte
Junio 11, 2019 12:15 hrs.
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Anselmo Estrada Alburquerque › Emmanuel Ameth Noticias

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Foto: Edén Torres

¿En que se parecen un sacerdote y un prestanombres?: El sacerdote debe guardar el secreto de una confesión; el prestanombres, el secreto de una concesión.

Hay, pues, similitud entre los sacerdotes dedicados a la confesión de la feligresía y los opulentos prestanombres que protegen los intereses económicos de algunos políticos.

El insólito conflicto de conciencia surge en estos días a causa de que el gobierno del estado revocó la concesión del Tuzobús al grupo de prestanombres encabezados por Joaquín Gutiérrez que, con el cobijo del exgobernador Francisco (Paco) Olvera Ruiz, pretendían explotar la infraestructura construida a fondo perdido por don Paco y eternizarse como pulpos del transporte colectivo de Pachuca.

Ese conflicto de intereses que afecta a indeterminado número de políticos podría desembocar en situaciones embarazosas entre esos encubridores y algunos exgobernadores, exsenadores, exdiputados, exsecretarios de gobierno y otros embozados usufructuarios de las concesiones de ese generoso y turbio negocio.

EN CUATRO AÑOS TRONÓ EL TUZOBÚS

En el mes de agosto de 2015 entró en funciones el sistema de transporte Tuzobús, anulando 501 concesiones de camionetas tipo combi que prestaban servicio a decenas de miles de residentes de las colonias del sur de la ciudad. Para ello, varios prestanombres crearon una sociedad a modo.

Prometieron las perlas de la virgen a doscientos permisionarios independientes, pero no cumplieron.

REGALÍAS DE MIL PESOS AL DÍA

Durante mucho tiempo, antes de que circulara el Tuzobús, los concesionarios de combis recibían una renta de mil pesos diarios, de cada uno de los 501 permisos, cantidad que tenían que entregar forzosamente los choferes, quienes, además, pagaban el consumo de gasolina. Junto con eso, deberían obtener una entrada extra de cuando menos 300 o 500 pesos para el sostenimiento de sus hogares.

Lo anterior motivó que los choferes de las combis batallaran por el pasaje día y noche. Eran comunes las peligrosas y alocadas carreras en el bulevar Felipe Angeles, pues cada uno por su lado tenía que conseguir cuando menos 1,500 pesos diarios.

¿Cuánto recibía un político poseedor de diez, veinte o treinta adjudicaciones? Desde luego que ese político sin rostro y sin nombre tenía que escudarse en alguien, en un prestanombres, en un encubridor—que tiene otros sinónimos: cómplice, compinche, alcahuete—para que administrara sus intereses con quien compartía—y comparte-- ganancias.

CÓMO NACIÓ LA SAPI

Para taparle el ojo al macho, con ayuda de notarios, los intermediarios encabezados por Joaquín Gutiérrez, poseedor de 200 concesiones, instituyeron la empresa Corredor Felipe Ángeles Sociedad Anónima Promotora de Inversión, SAPI, con 501 accionistas, entre ellos doscientos que sólo contaban con uno o dos certificados de transporte.

De acuerdo con un balance oficial, el Tuzobús tuvo una inversión de 1,700 millones de pesos, 1,100 en costos y 600 en operación, incluidos 220 millones de pesos aportados por los ’501’ accionistas para la compra de autobuses y microbuses alimentadores.

El sistema en manos de los hombres -pantalla ha resultado oneroso: La SAPI no ha pagado impuestos, multas y un adeudo de 90 millones de pesos por los autobuses.

UN MILLÓN DE PESOS, POR UN PERMISO

Hace años los dueños de permisos para operar combis cotizaban cada concesión en un millón de pesos, y había quienes lo pagaban pues la concesión les proporcionaba—y proporciona más actualmente en otras rutas-- una renta mensual de 30 mil pesos cuando el costo de pasaje individual era de cinco pesos. Actualmente es de 9 pesos.

Al ser revocada la licencia global del Tuzobús quedaron sin efecto las 501 concesiones de combis y, por lo tanto, se supone, los políticos que usufructuaban indeterminadas cifras de licencias las perderán.

Sin embargo, ha trascendido que los permisionarios solicitarán amparo contra las medidas adoptadas por el gobierno del estado e incluso demandarán se les indemnice, es decir, querrán que se les pague un millón de pesos por cada permiso, permiso que no tuvo ningún costo cuando se les otorgó.

CADA SEXENIO NUEVOS PULPOS

Es bien sabido que, desde tiempos inmemoriales, al terminar un sexenio, los gobernadores a través de la secretaría de gobierno regalan, además de notarías, decenas de permisos para transporte público, autobuses, taxis, microbuses o combis, tanto en la capital del estado como en otras ciudades importantes de la entidad.

Obviamente, las concesiones son a favor de los colaboradores cercanos o sus parientes. Es cuando surgen los prestanombres de los pulpos del transporte debido a que los funcionarios, por el prurito del conflicto de interés, no pueden poseer con su nombre un título de esa naturaleza.

PULPOS SIN TENTÁCULOS

La denominación pulpos del transporte público se adjudica a las personas que acaparan permisos para transporte de cualquier tipo. Lo sucedido en Pachuca, al revocar, por órdenes del gobernador Omar Fayad, el monopolio del Tuzobús, resulta novedoso y se presta para singular juego de palabras: ’no se necesitan muchos testículos para cortar tantos tentáculos’.

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