La Hoguera

Junta de Gobierno del Congreso de Hidalgo quedará en manos de una mujer

Junta de Gobierno del Congreso de Hidalgo quedará en manos de una mujer


Política
Octubre 02, 2019 02:12 hrs.
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Emmanuel Ameth › Emmanuel Ameth Noticias

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Tras diversos jaloneos que dividieron a la fracción morenista del Congreso de Hidalgo, además de los diversos intereses que tienen cabida entre los grupos de legisladores, algunos externos al partido, finalmente se destrabó el tema de la modificación a la Ley Orgánica del Congreso para que Morena, en unidad, revierta el albazo cometido por la pasada legislatura.

Una de las condiciones para mantener la colaboración de todos los diputados es la cabeza del aún coordinador del grupo parlamentario de Morena y presidente de la Junta de Gobierno, Ricardo Baptista; pero no es el único al que los legisladores no quieren. Al interior del partido también se habla de un veto para ocupar el cargo a Víctor Osmind, condición que se buscará disimular mediante el impulso de un perfil que sea femenino.

La semana pasada se habló que 4 legisladores morenistas, gracias a una disputa interna que tenían con el Grupo Universidad, terminarían por beneficiar al PRI de forma ’casual’, el principal enemigo de la 4T. Tras críticas y señalamientos, más por una deficiencia de comunicación que por tener intenciones escondidas -al menos para las tres mujeres que integran este grupo-, todos ellos tienen un compromiso con las causas morenistas.

El origen del conflicto

La pasada legislatura presidida por María Luisa Pérez, después de conocer los resultados electorales que dejaron en la lona al PRI, hizo modificaciones a la Ley Orgánica para dar rotación a la Junta de Gobierno, proponiendo de forma aberrante que además, el partido que concentró 17 de 18 curules competidas solamente estuviera un año en tanto quienes en conjunto sólo ganaron una diputación, conservaran la presidencia durante los otros dos. La diputada plurinominal quería quedarse con el primer año y darle el segundo al PAN como cereza en el pastel.

Sin embargo, además de contar con el respaldo de la voluntad ciudadana, jurídicamente Morena contó también con el beneficio de verse favorecidos con la misma Ley, pues ante falta de conciliación, el voto ponderado les dejaba elegir los turnos gracias a una mala redacción de la misma además de abrirles la posibilidad de modificar la norma posteriormente.

Pero ello no fue suficiente, pues temían por su integridad gracias a grupos de choque infiltrados en el Congreso, patrocinados por el mismo gobierno de Omar Fayad.

En su momento, pese a que solicitaron la intervención de AMLO mediante Olga Sánchez para resolver el conflicto, lo cierto es que el asunto fue ninguneado y se les envió a Zoé Robledo y Julio Scherer, lo que causó molestia. Luego les enviaron a otro subsecretario y allí de plano la situación se tensó.

El arreglo fue que Veras Godoy no presidiera la Junta de Gobierno por ser un incondicional del Grupo Universidad; la alternativa, propuesta por el mismo Fayad, fue que Ricardo Baptista, del Grupo Tula, fuese el interlocutor. A partir de allí, el “convenio” firmado por las autoridades para una posible rotación del presidente de la Junta fue un mero trámite, pues el Congreso como ente independiente estaba en las facultades de reformar posteriormente, aunado a que los emisarios de AMLO nunca se enteraron de las facultades de las que goza el presidente de la Junta, creyendo que son similares a las del Congreso de la Unión.

Los diputados hidalguenses se quedaron con ganas de ser defendidos porque de forma hábil, Fayad estrechó su relación con AMLO y este apuesta por la gobernabilidad de un país.

Sin embargo, tampoco se encuentran en total abandono: la prueba está en que pese a haber sido informados, desde un principio, de las intenciones de la fracción morenista por retomar el control de la Junta, es la fecha en que no han girado ultimátum alguno que tácitamente les impida reformar la Ley.

Por lo anterior, no fueron pocos quienes vieron en la actitud de los diputados que no quisieron circunscribir el acuerdo la injerencia del Gobierno del Estado, principal beneficiado de que se renuncie a la presidencia de la Junta, tal como está, que tiene las facultades de presidir la Comisión Inspectora de la Auditoría Superior, una característica con la que se garantiza la opacidad e impunidad.

Sin embargo, muchos de estos desencuentros se debieron a las formas y no al fondo.

Pese al “agandalle” del Grupo Universidad, invitado por AMLO a Morena, no son ellos el enemigo de Morena, ni de Hidalgo, ni del país, sino el mismo PRI y así lo demostró el mismo mandato ciudadano, mismo que otorgó un apoyo incondicional a AMLO pero no hizo voto diferenciado sobre los representantes que hasta ese momento, los medios se encargaron de relacionar con los universitarios en todos y cada uno de los casos.

Es cierto. Si en algo ha fallado el Grupo Universidad es en querer obtener apoyos exprés sin el más mínimo debate, de forma autoritaria, que motivado por desconfianza o no con sus otros interlocutores, nunca aprendieron a conducirse haciendo política ni siquiera dentro de sus propios aliados.

Y el error se repite.

Porque al relevo de Ricardo Baptista, dos nombres son impulsados para sucederlo: Susana Ángeles y Tatiana Ángeles, ya que aún siendo 9 de los 17 diputados representados, deben renunciar a su posición mayoritaria para conseguir gobernabilidad. La ciudadanía exige unidad o no será posible seguir con la agenda nacional.

Es por eso que resalta su falta de tacto. Porque en el pacto político firmado, son precisamente las candidatas a suceder la Junta de Gobierno quienes no firmaron el acuerdo. Una, porque formalmente no fue siquiera notificada, nadie se tomó la molestia, y la otra, porque nadie le explicó que el famoso “acuerdo” no fue mas que un mero trámite para justificar la intervención de la federación en un asunto que se arregló de forma local a fin de cuentas; a los emisarios de AMLO nunca les interesó conocer de fondo el asunto y tenían un grosero desconocimiento de la política local… y aún así, Baptista lo firmó.

Con una buena reforma, la Junta de Gobierno no es mas que una mera posición para satisfacer el ego de quienes la encabezan, sujeta a las rotaciones que se les dé la gana y dejando los asuntos importantes a otras instancias que se encarguen de lo medular; lamentablemente, como está ahora, es una posición de control supremo sobre el poder legislativo.

Si cuidan las formas, las diputadas no deberían tener oposición alguna al reformar la Ley Orgánica para respetar no sólo a AMLO sino al mandato ciudadano -que rebasa incluso al presidente-, pues como se dijo, el famoso “acuerdo” no fue sino un mero trámite para un problema ya resuelto.

De dirigirse el Grupo Universidad sin autoritarismo, si aún así no aceptara la totalidad de diputados llevar una agenda común para impulsar reformas, ya se podría hablar de un sometimiento a intereses de 4to piso, pero nunca antes; porque a este grupo se le olvida que si bien para los hidalguenses no son vistos como el enemigo a vencer -cuya posición queda en manos del PRI-, tampoco gozan de la simpatía suficiente como para creer que habrían ganado sus espacios a no ser por la figura de AMLO.

Atizos

No se pueden comprender los desencuentros de los diputados sin tener en cuenta los mensajes contradictorios recibidos.

AMLO los llevó al poder, no hay uno solo que hubiera ganado si no es gracias a él; pero para llegar al poder, necesitó del Grupo Universidad no para ganar simpatías, sino para el mero cuidado de las urnas, pues su enemigo nunca fueron las preferencias sino la forma de evitar otro fraude electoral. Tal vez les pagó demasiado por su acción o tal vez creyó que el crecimiento de la UAEH, mucho muy superior al de la entidad, se debió a un grupo y no a la comunidad -aunque es difícil separar ambas cosas.

AMLO sabe que el mandato ciudadano es el de desterrar completamente al régimen actual, encarnando él ese sentimiento nacional. En términos de practicidad, poder gobernar le obliga a hacer política y acuerdos con otros personajes, como el mismo gobernador Omar Fayad Meneses, quien a todas luces es el mandatario consentido del presidente.

Bajo este escenario se entiende que exista una disonancia cognitiva, pues los mensajes recibidos son que ni el Grupo Universidad ni Omar Fayad Meneses sean los enemigos de la 4T, así demostrado por el mismo AMLO. Lo que hace falta en este caso, ante cualquier duda, es simplemente seguir el mandato ciudadano, que es el que está por encima de cualquier personaje, así sea este el que encarne de una forma u otra su voluntad.

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