La Hoguera
Emmanuel Ameth
Desarrollarse de por sí en una entidad que brilla por su pobreza, marginación y falta de oportunidades no es sencillo; mucho menos, cuando la riqueza se concentra en unas solas manos e impiden el desarrollo de los habitantes: así le sucede a Tepehuacán de Guerero en Hidalgo.
De poco le sirve al municipio que una de sus hijas ’pródigas’ Alma Carolina Viggiano Austria, acumule poder al grado de emparentarse con caciques coahuilenses, pues los abusos son los mismos.
Y lo mismo pasará si la susodicha, se convierte en Secretaria General de PRI. Para ellos no habrá desarrollo, sino mayores mecanismos para arrebatarles su poca riqueza y dejarlos como se encuentran ahora, peor que en la República de El Congo según los mismos datos de Naciones Unidas (ONU).
Porque los clanes Viggiano Austria, Viggiano Trejo y Austria Muñoz no saben compartir. Para ellos y su reducida mente la aritmética se resume en ’para tener hay que arrebatar’ y es por ello que hasta los edificios públicos son arrendados a las instituciones.
Comentan, en son de burla, que si una moneda se les cae en heces de animal, dicen ’yo no te mandaría a ensuciarte por recoger una moneda; pero ya tiré otras diez, para que no sientas que tu esfuerzo fue en vano’, con lo que alguno de sus incondicionales deberá cumplir la encomienda o de plano, quedarse sin el empleo de aplaudidor con el que dan sustento a su familia.
Jorge Luis Bautista, un luchador social de la región, los conoce bien y habla con una mezcla de tristeza e impotencia sobre ellos.
Porque, como documentó Ricardo Montoya en este medio, a Pancho Austria no se le consideraría cacique completo si en su currícula no hubiera señalamientos por asesinatos de indígenas como los perpetuados durante la llamada Guerra Sucia en la huasteca hidalguense: algunos lanzados al vacío de una Peña de más de 80 metros de altura, otros intoxicados y luego arrojados a un pozo para no poder nadar, acribillados por todo un pelotón para dar muerte instantánea o bien siendo atados de pies y manos con alambres hasta que murieran de hambre… lo peor es que no fueron historias pasadas de boca en boca sino asesinatos documentados.
Por eso cuando Bautista habla de asesinatos del clan Austria en la lucha por el poder, la versión es más que creíble.
Por eso cuando habitantes de la región envían correos a este medio sobre el trasiego de droga en la zona, donde otra vez figuran los caciques como protectores de los vendedores, la indignación es compartida.
Por ello también algún otro confesó a este reportero: ’¿Cómo en una zona tan jodida, de donde se han aprovechado a más no poder, encima quieren enviciar a quienes de por sí no tienen nada? no tienen madre estos hijos de p…’.
La justicia tarda, pero siempre llega. Ya algunos no fueron enjuiciados en vida, pero es labor del periodista recordar exactamente quiénes fueron así como lo es, evidenciar a los que están.
